Nutrir a la niñez es darle un futuro lleno de posibilidades
Por: Comunicación
Según el informe La Seguridad Alimentaria y Nutrición en el Mundo de la FAO, aún enfrentamos grandes desafíos para alcanzar los objetivos globales de nutrición para 2030. Estos forman parte de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, diseñados para transformar nuestro mundo y garantizar un futuro más saludable para todos. Entre estos objetivos se encuentra el Hambre Cero, que consiste en poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. (ONU, s/f.)
Tras dispararse el hambre mundial del 2020 a 2022, se ha mantenido tres años prácticamente en el mismo nivel. Se calcula que, en 2023, entre 713 y 757 millones de personas padecieron hambre (FAO, 2024). Lo que constituye a 1 de cada 11 personas. (Noticias ONU, 2024)
Está previsto que, en 2050, aproximadamente 2.000 millones de personas padecerán hambre, por lo que es indispensable cambiar el sistema agroalimentario mundial. (ONU, s/f.)
Con alimentos suficientes para dar de comer a todos los habitantes del planeta, ¿por qué hay tantas personas que pasan hambre?
La inseguridad alimentaria y la malnutrición son el resultado de múltiples factores. Conflictos, fenómenos climáticos extremos y la desaceleración económica afectan a quienes las padecen, sumándose a problemas estructurales como la falta de acceso a alimentos nutritivos, su alto costo, entornos alimentarios poco saludables y desigualdades sociales y económicas. En los últimos años, no sólo han aumentado estos factores de riesgo, sino que se han reproducido o aparecen más a menudo, sobre todo en comunidades vulnerables. (FAO, 2024)
La oferta excesiva y creciente de alimentos hipercalóricos baratos sumamente procesados, con alto contenido de grasas, azúcares o sal, elevan el costo de los alimentos nutritivos, de los cuales hay baja productividad y un suministro inadecuado. Esto provoca que las personas de recursos limitados no puedan acceder a productos como frutas, hortalizas y alimentos orgánicos. El aumento de los costos compromete la seguridad alimentaria y la nutrición no solo en zonas rurales, sino también en zonas urbanas. (FAO, 2024)
El hambre y la malnutrición generan malestar, propensión a sufrir enfermedades, así como baja capacidad de aprendizaje y productividad. Esto introduce a las personas con malnutrición en un ciclo de pobreza difícil de romper, donde las afectaciones causadas por la falta de alimento les impiden acceder a una mejor calidad de vida. (ONU, s/f.)
La primera infancia también sufre las consecuencias de la falta de acceso a alimentos
El bajo peso de niñas y niños al nacer se ha estancado entorno al 15%, así como el retraso en el crecimiento en la primera infancia. Aunque esto último ha disminuido hasta un 22.3%, el descenso ha sido lento y sigue sin alcanzar los objetivos. La incidencia de la desnutrición notoria (emaciación) entre las niñas y niños no ha presentado mejoras significativas. Y, aunque la malnutrición en la primera infancia no ha crecido, se ha mantenido sin ninguna mejora en los últimos años.
Las metas mundiales para 2030 en materia de las niñas y niños menores de 5 años se han estancado. La mitad de los países en todo el mundo no está cerca de alcanzar las metas de reducción del retraso en el crecimiento y más de dos tercios está lejos de alcanzar las metas en cuanto a la desnutrición. (FAO, 2024)
¿Qué camino hemos recorrido en los últimos años para combatir el hambre?
A este ritmo, tres cuartas partes de los países del mundo no lograrán alcanzar las metas globales para 2030 en la lucha contra el hambre. Estos objetivos incluyen reducir el bajo peso al nacer, aumentar la lactancia materna exclusiva, disminuir la anemia en mujeres de 15 a 49 años y la obesidad en adultos, así como erradicar el hambre, mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer la nutrición.
El avance en la reducción del bajo peso al nacer y el sobrepeso infantil se ha estancado, mientras que la anemia en mujeres de 15 a 49 años ha aumentado. Aunque a nivel global ha disminuido el retraso en el crecimiento infantil y la desnutrición severa en niñas y niños, los progresos han sido mínimos y demasiado lentos. (FAO, 2024)
Los únicos progresos notables se registran en América Latina, el economista en jefe de la FAO destacó que la región es un ejemplo para el resto del mundo, gracias a sus inversiones en materia de protección social. “Brasil, Colombia, Perú y Chile cuentan con sólidos sistemas de protección social. Estos sistemas les permiten reaccionar con rapidez a los cambios y orientar eficazmente los recursos financieros de que disponen”, dijo el economista. (Noticias ONU, 2024)
Si ya estamos aquí... ¿qué podemos hacer?
Mantener el mismo estatus no es una opción ante los desafíos alimentarios presentados en el informe de la FAO en 2024. Aunque se ha comprobado que ciertas políticas, intervenciones, inversiones y reformas legislativas son efectivas en distintos contextos, su implementación a gran escala sigue siendo insuficiente y desorientada. Por ello, el informe propone redefinir la medición de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.
Menos de una cuarta parte de la financiación internacional para el desarrollo se destina a la seguridad alimentaria y la nutrición. Aún menos recursos se enfocan en atacar las causas profundas de la inseguridad alimentaria, como los conflictos, el clima extremo, las crisis económicas y sus factores estructurales, incluyendo la falta de acceso a alimentos nutritivos, su alto costo, entornos alimentarios poco saludables y la desigualdad económica y social.
El mismo informe propone una definición común de financiación para la seguridad alimentaria y nutrición, para poder abrir camino a la elaboración de directrices para su medición común.
El hambre mundial sigue siendo un problema complejo y vigente. A pesar de los esfuerzos por erradicarla, aún queda un largo camino por recorrer. La situación de la seguridad alimentaria y la nutrición es preocupante, pero hay razones para la esperanza. En algunas regiones se han logrado avances, y la emaciación y el retraso en el crecimiento infantil han disminuido, demostrando que, con las políticas adecuadas y un esfuerzo conjunto, es posible generar un cambio significativo. (FAO, 2024)
Como individuos, ¿qué podemos hacer? Se ha demostrado que los avances logrados en la lucha contra el hambre no dependen únicamente de las políticas públicas o de quienes están en el poder. El verdadero cambio ocurre cuando sumamos esfuerzos: desde el voluntariado hasta la colaboración entre organizaciones que trabajan por un mundo con menos desigualdad, menos hambre y más oportunidades.
El panorama puede parecer abrumador, pero el cambio comienza hoy, con pequeñas acciones que, en conjunto, construyen un futuro más justo y sostenible.
En el ONI, creemos en el poder de la acción colectiva. A través de nuestros programas de nutrición y educación, trabajamos cada día para combatir la inseguridad alimentaria y mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan.
Sigamos transformando realidades y nutriendo el futuro juntos.
Bibliografía:
El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2024. (2024). En FAO; IFAD; WHO; WFP; UNICEF; eBooks. https://doi.org/10.4060/cd1254es
Las cifras del hambre se mantienen altas durante tres años consecutivos. (2024, 24 julio). Noticias ONU. https://news.un.org/es/story/2024/07/1531446
Organización de las Naciones Unidas. (s. f.). Hambre cero: por qué es importante. En Objetivos de Desarrollo Sostenible. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/wp-content/uploads/sites/3/2016/10/2_Spanish_Why_it_Matters.pdf